Este es el tema de moda entre las personas que cumplieron o que están próximos a llegar a esta edad. ¿De qué se trata? Expertos lo explican.
Para comenzar, la crisis de los 40 o también llamada ‘crisis de la mediana edad’ no se da justo al momento de soplar las velas cuando se celebra esta edad. Puede darse entre los 38 y 40 años. Se trata de un periodo de tiempo que, según lo define César Sierra, psicólogo del Politécnico Colombiano Sede Medellín, “es un proceso psicológico de autorreflexión en el que la persona analiza su vida, sus metas, lo que ha hecho y lo que ha dejado de hacer. El análisis se realiza desde el ámbito personal, profesional y familiar, tanto con la pareja como con los hijos, la persona puede sentirse mal, manifestar remordimiento por las cosas que no ha alcanzado, que le hubiera gustado o que le gustaría hacer”. Hay quienes incluso tienen temor de hacerse mayor.
Así mismo, el psicólogo Fernando Pérez opina que “observando el ciclo de vida de los seres humanos, podemos advertir que cada etapa conlleva cambios; mientras el individuo se acomoda o adapta, puede sentir tensiones. El paso de la niñez a la adolescencia es un ejemplo claro. En esta etapa se evidencian cambios a nivel físico y emocional”.
Este momento no es inherente al ser humano, su identificación se presenta en algunas personas y se correlaciona con la cultura y la sociedad. Para Pérez, “en sociedades competitivas, donde al hombre se le vende la idea de ser ‘exitoso’, es decir, adinerado, con estudios superiores, antes de los 30 años, es posible encontrar individuos que no logran cumplir con sus expectativas y entran en un proceso de ‘revisión’ de sus vidas. Para algunos puede ser positivo, si planean objetiva y gradualmente algunos cambios, pensando no solo en su bienestar sino en todo su contexto personal. Pues muchos descubren un mundo de oportunidades. Para otros, es negativo, ya que los cambios los realizan motivados por impulsos irreflexivos, sin tener en cuenta su contexto personal, es decir, familia, trabajo, estudio, pareja”.
¿Síntomas?
Al sumergirse en la crisis, se pueden experimentar sensaciones de tristeza, llanto o aislamiento. En muchas ocasiones, especialmente los hombres, suelen camuflar la depresión y, con ello, producir el efecto contrario para demostrar vitalidad; es decir, se buscan nuevas experiencias, hacer cosas que antes no se habían experimentado por diversas razones, incrementan sus salidas a bailar, beber, compartir con los amigos e, incluso, conseguir parejas de menor edad para disfrazar la realidad.
En el caso de las mujeres, la crisis de los 40’s suele pasar por desapercibida, debido a que su aparición se da en un periodo cercano a la menopausia, tiempo de cambios hormonales que generan cambios de conducta. Según Sierra, “en la mujer, los interrogantes más frecuentes en su rol como mujer, madre y profesional son: ¿qué he hecho como mujer? ¿soy buena madre? ¿qué he logrado con mis hijos? ¿abandoné o continué con mis logros profesionales, tras ser madre?
Otro indicio destacado en las mujeres es la ansiedad, promovido por las presiones familiares y sociales como no estar casada, no tener hijos, sentir que no se tiene un buen trabajo, buena posición económica, entre otras.
Según algunos estudios sobre el tema, algunas de las causas más frecuentes de este tipo de crisis son la responsabilidad excesiva, la rutina diaria, conflictos de pareja, problemas con los hijos, cansancio, pérdida de objetivos e inseguridad.
¡Cuidado con la crisis familiar!
Cuando el análisis se realiza solo en torno a la pareja y a los hijos, la persona va a manifestar su inconformidad aislándose, tornándose taciturno, alterando su vida social, pueden aparecer gustos nuevos y una excesiva preocupación por la apariencia. La pareja debe trabajar en ello. Una de las opciones es entablar un diálogo sincero y respetuoso, donde se analice y evalué su multidimensionalidad (social, personal, pareja, espiritual, recreativa, profesional y religiosa). Una vez se identifique el problema, se podrán buscar acuerdos favorables para familia.
La crisis de los 40 puede desencadenar problemas familiares que varían, según la edad de los miembros de la pareja. Por ejemplo, las parejas en las que la mujer y el hombre tienen edades similares, es probable que ambos enfrenten la crisis. De allí que sea tan importante el diálogo e incrementar los espacios de pareja, más allá del trabajo y los hijos. Es una gran idea propiciar momentos de reencuentro emocional y pasional.
Si por el contrario, los miembros de la pareja tienen diferentes edades. Por ejemplo, él tiene 40 años y ella, 28. La pareja menor debe ser consciente de que los nuevos cambios en su pareja. Por ello, es importante el acompañamiento y el apoyo.
Pasando la línea
Es importante que la persona en crisis se sienta comprendida, querida y aceptada; hay que motivarla a que comparta sus pensamientos y temores, y a construir o reconstruir su proyecto de vida de una manera objetiva.
Que esta crisis sea una oportunidad para un nuevo comienzo: replantear objetivos, crecer en aspectos personales, familiares y profesionales, reajustar comportamientos, disfrutar de nuevas actividades, cambiar la rutina y darle un toque diferente a la vida con miradas positivas y enriquecedoras.
El primer paso es la aceptación para eliminar sentimientos de impotencia, remordimiento o rabia. También, concentrarse en vivir el presente y no enfocarse en el pasado. Pero, que este momento sí sea una oportunidad para seguir construyendo un futuro.
Afrontando la crisis
Es probable que usted o personas cercanas denoten ciertos cambios en su comportamiento. Los primeros indicadores, según Sierra, es que “se altera su forma de ser genuina, la manera de reaccionar ante determinadas situaciones, mayor preocupación y momentos de intranquilidad”.
Un psicólogo o un psiquiatra podrán orientarlo a enfrentar esta crisis de una mejor manera, con consejos y supervisión.