Además de prevenir enfermedades y controlar el peso, la actividad física permite integrar a una familia, generar disciplina y mejorar las relaciones sociales
Ya bastante hemos escuchado sobre los beneficios que tiene hacer actividad física o ejercicio: previene la aparición de enfermedades crónicas, como hipertensión, obesidad, diabetes; así mismo, el cáncer, entre otros males.
También, estimula la liberación de hormonas reguladoras de los diferentes metabolismos del cuerpo, como puede ser el de los azúcares, las grasas, las proteínas, etc., indica Harold Arévalo, médico deportólogo, experto en medicina deportiva infantil.
Además, “al tener un mejor transporte de oxígeno, desde mi sistema cardiopulmonar a mi sistema celular, mejoro el rendimiento físico y prevengo la enfermedad. Y tiene un componente antiinflamatorio, un componente en el cual controla o ayuda a controlar los precursores que pueden ser peligrosamente precipitantes para desarrollar cáncer: los oncogenes”, añade el experto.
Pero, ahora, es importante conocer cuáles son las dinámicas que nos permiten fomentar la actividad física y cuál es el papel, positivo e influenciador, que cumple el hogar en este tema.
La familia es una motivación para hacer ejercicio. Es más fácil salir acompañado al parque que hacerlo solo, o enseñarle al niño a correr o a montar bicicleta.
Además, es una muy buena manera para integrarse, conocer los gustos del otro y disfrutar del tiempo libre, en momentos de esparcimiento que van a derivar en bienestar y salud.
En esa medida, los padres deben ser los principales precursores de las dinámicas y el ejemplo para sus hijos: “Los niños, a través del aprendizaje del comportamiento de los padres van a tener una mejor adherencia del ejercicio y mejor cultura de hábitos saludables. Si los padres son sedentarios, la probabilidad de que los niños sean sedentarios es muy alta, casi del 80 por ciento. Mientras que si mis padres son activos, seguramente los hijos van a ser físicamente activos”, dice el doctor.
Ideas para fomentar el deporte en casa
En el hogar, se deben plantear unas reglas y proponer ciertas actividades para que la actividad física se vuelva un hábito en el hogar. El doctor Arévalo hace algunas sugerencias al respecto:
- Respetar los tiempos de la tecnología. No es omitirla porque es imposible, pero sí darle unos tiempos de uso. En el comedor, no debe haber celular, tabletas, computadores, por ejemplo.
- Establecer los tiempos de ejercicio en familia. Tantas veces a la semana, los fines de semana, pero ese compartir debe ser planificado.
- Comprar o regalar elementos que inviten a la actividad física: tenis, balones, patineta, bicicleta. Así se inducen a los familiares a hacer ejercicio. La tecnología, por el contrario, los vuelve sedentarios.
- Hacer actividad física acorde con el momento de desarrollo del niño. No pretender jugar fútbol de alto impacto, con balones grandes, con un niño de 4 o 5 años, por ejemplo.
- Compartir actividades estructuradas y no estructuradas. No todo tiene que ser por premios, marcas, sino fomentar actividades lúdicas y divertidas, como los juegos tradicionales: las escondidas, la lleva, ponchados, policías y ladrones, etc. También los deportes, como fútbol, baloncesto, natación, etc.
- Lo importante es que el niño se sienta agradado en su actividad física, que no sea una proyección del padre y la madre hacer ese ejercicio.
- Hay que tener cuidado con los entrenadores deportivos porque los niños deben participar en actividades físicas, pero evitar la competencia porque pierde valor.
Otros beneficios demostrados:
La actividad física mejora el rendimiento escolar, genera disciplina, favorecer el desarrollo cognitivo, genera respuestas caridometabólicas preventivas para no desarrollar enfermedades crónicas hacia el futuro.
Ayuda a controlar el peso, disminuye el sedentarismo, disminuye el riesgo de caer en consumo de sustancias prohibidas y permite un mejor desarrollo óseo y cerebral.